Prólogo al libro de
Benedicto XVI Jesús de Nazaret, II parte (2010): Una clase de hermenéutica
científica
Como último tramo de nuestras varias
materias – que científicamente son tratados diferentes – de “Introducción a la
Sagrada Escritura”, estamos hablando de HERMNÉUTICA, de hermenéutica bíblica
que es específicamente distinta de una hermenéutica general de textos antiguos.
El motivo de esta diferencia es que nosotros, de partida, aceptamos el texto
bíblico como texto divinamente inspirado.
Llegamos a los cuatro Evangelios, los
cuales tratan de verter como contenido al Vida y mensaje de Jesús de Nazaret,
de una identidad singular: la mismo persona es el Histórico y el Resucitado.
¿Cuál es la correcta hermenéutica para alcanzar la verdad que el texto bíblico
transmite?
El Prólogo a la II parte es iluminador
para entender cuál es la hermenéutica adecuada para abordar el texto de los
cuatro Evangelios. Nos impresiona, en especial, esta constatación que hace el
Papa – como antiguo profesor y siempre como creyente estudioso – del método
llamado “histórico-crítico”.
Una cosa me parece obvia: en
doscientos años de trabajo exegético la interpretación histórico-crítica ha
dado ya lo que tenía que dar de esencial. Si la exégesis bíblica científica a
no quiere seguir agotándose en formular siempre hipótesis distintas, haciéndose
teológicamente insignificante, ha de dar un paso metodológicamente nuevo
volviendo a reconocerse como disciplina teológica, sin renunciar a su carácter
histórico.
* * *
PRÓLOGO
Puedo presentar finalmente al público la
segunda parte de mi libro sobre Jesús de Nazaret. Dadas las numerosas
reacciones a la primera parte, que ciertamente eran de esperar, me ha animado
mucho el que grandes maestros de la exégesis, como Martin Hengel, lamentablemente
fallecido entretanto, así como Peter Stuhlmacher y Franz Mußner, me hayan confirmado
explícitamente en el proyecto de continuar este trabajo y llevar a término la
obra iniciada. Aunque no se identifican con todos los detalles de mi libro, lo
han considerado, tanto desde el punto de vista del método como del contenido,
una contribución importante que debería ser completada.
También ha sido para mí un motivo de
alegría que el libro haya ganado en este tiempo, por decirlo así, un hermano
ecuménico en la voluminosa obra Jesus (2008), del teólogo protestante Joachim
Ringleben. Quien lea los dos libros notará, por un lado, la gran diferencia en
el modo de pensar y en los planteamientos teológicos determinantes, en los que
se manifiesta concretamente la distinta procedencia confesional de los dos
autores. Pero, al mismo tiempo, se observa la profunda unidad en la comprensión
esencial de la persona de Jesús y de su mensaje. Si bien con enfoques dispares,
es la misma fe la que actúa, produciendo un encuentro con el mismo Señor Jesús.
Espero que ambos libros, en su diversidad y en su esencial sintonía, sean un
testimonio ecuménico que, a su modo, pueda servir en este tiempo a la misión
fundamental común de los cristianos.
He podido comprobar también con gratitud
que la discusión sobre el método y la hermenéutica de la exégesis, y sobre la
exégesis como disciplina histórica y teológica a la vez, se está haciendo más
vivaz, no obstante ciertas resistencias hacia los nuevos pasos. Me parece de
particular interés el libro de Marius Reiser, Bibelkritik und Auslegung der Heiligen Schrift, publicado en 2007,
en el que se recoge un conjunto de ensayos publicados precedentemente, dotándoles
de una unidad interna y ofreciendo indicaciones relevantes para las nuevas vías
de la exégesis, sin abandonar la importancia que siempre tiene el método histórico-crítico.
Una cosa me parece obvia: en doscientos
años de trabajo exegético la interpretación histórico-crítica ha dado ya lo que
tenía que dar de esencial. Si la exégesis bíblica científica a no quiere seguir
agotándose en formular siempre hipótesis distintas, haciéndose teológicamente insignificante,
ha de dar un paso metodológicamente nuevo volviendo a reconocerse como disciplina
teológica, sin renunciar a su carácter histórico. Debe aprender que la hermenéutica
positivista, de la que toma su punto de partida, no es expresión de la única
razón válida, que se ha encontrado definitivamente a sí misma, sino que
constituye una determinada especie de racionabilidad históricamente condicionada,
capaz de correcciones e integraciones, y necesitada de ellas. Dicha exégesis ha
de reconocer que una hermenéutica de la fe, desarrollada de manera correcta, es
conforme al texto y puede unirse con una hermenéutica histórica consciente de
sus propios límites para formar una totalidad metodológica.
Naturalmente, esta articulación entre
dos géneros de hermenéutica muy diferentes entre sí es una tarea que ha de
realizarse siempre de nuevo. Pero dicha articulación es posible, y por medio de
ella las grandes intuiciones de la exégesis patrística podrán volver a dar
fruto en un contexto nuevo, como demuestra precisamente el libro de Reiser. No
pretendo afirmar que en mi libro esté ya totalmente acabada esta integración de
las dos hermenéuticas. Pero espero haber dado un buen paso en dicha dirección.
En el fondo, se trata de retomar finalmente los principios metodológicos para
la exégesis formulados por el Concilio Vaticano II (cf. Dei Verbum 12), una
tarea en la que, desgraciadamente, poco o nada se ha hecho hasta ahora.
Llegados a este punto, quizás sea útil
poner de relieve una vez más la intención que guía mi libro. No creo que sea
necesario decir expresamente que no he querido escribir una «Vida de Jesús». Por
lo que a esto se refiere, hay ya obras excelentes sobre las cuestiones cronológicas
y topográficas; me remito en particular a Joachim Gnilka, Jesus von Nazareth.
Botschaft und Geschichte, y a la obra fundamental de John P. Meier, A Marginal Jew (3 volúmenes, Nueva York
1991, 1994, 2001).
Un teólogo católico ha calificado mi
libro, junto a la obra maestra de Romano Guardini, El Señor, como «cristología desde arriba», poniendo en guardia
sobre los peligros que ello comporta. En realidad, no he intentado escribir una
cristología. En el ámbito de lengua alemana tenemos un grupo importante de
cristologías, desde las de Wolfhart Pannenberg y Walter Kasper hasta la de Christoph Schönborn, a las que ahora
debe añadirse la gran obra de Karl-Heinz Menke, Jesus ist Gott der Sohn (2008).
Mi intención se ve más claramente si se
compara con el tratado teológico sobre los misterios de la vida de Jesús, al
que Tomás de Aquino ha dado una forma clásica en su Suma Teológica (S. Theol., III, qq. 27-59). Si bien mi libro tiene
muchos puntos de convergencia con este género de tratado, se coloca sin embargo
en un contexto histórico-espiritual diferente, y por eso tiene también una
orientación intrínseca distinta, que condiciona de manera esencial la
estructura del texto.
En el Prólogo a la primera parte de esta
obra decía que mi deseo era presentar «la figura y el mensaje de Jesús». Tal
vez hubiera sido acertado poner estas dos palabras —figura y mensaje— como
subtítulo al libro con el fin de aclarar su intención de fondo. Podría decirse,
exagerando un poco, que quería encontrar al Jesús real, sólo a partir del cual
es posible algo así como una «cristología desde abajo». El «Jesús histórico»,
como aparece en la corriente principal de la exégesis crítica, basada en sus
presupuestos hermenéuticos, es demasiado insignificante en su contenido como
para ejercer una gran eficacia histórica; está excesivamente ambientado en el
pasado para dar buenas posibilidades de una relación personal con Él.
Conjugando las dos hermenéuticas de las que he hablado antes, he tratado de desarrollar
una mirada al Jesús de los Evangelios, un escucharle a Él que pudiera convertirse
en un encuentro; pero también, en la escucha en comunión con los discípulos de
Jesús de todos los tiempos, llegar a la certeza de la figura realmente
histórica de Jesús.
Este cometido era aún más difícil en
esta segunda parte del libro, porque es aquí donde se encuentran las palabras y
los acontecimientos decisivos de la vida de Jesús. He tratado de mantenerme al
margen de posibles controversias sobre muchos elementos particulares y reflexionar
únicamente sobre las palabras y las acciones esenciales de Jesús. Y esto guiado
por la hermenéutica de la fe, pero teniendo en cuenta al mismo tiempo con responsabilidad
la razón histórica, necesariamente incluida en esta misma fe.
Aunque siempre quedarán naturalmente
detalles que discutir, espero sin embargo que haya podido acercarme a la figura
de Nuestro Señor de una manera que pueda ser útil a todos los lectores que
desean encontrarse con Jesús y creerle.
Al presentar así el objetivo de fondo
del libro, es decir, comprender la figura de Jesús, su obra y su palabra, es
obvio que los relatos de la infancia no podían estar comprendidos directamente
en la intención esencial de esta obra. No obstante, deseo intentar ser fiel a
mi promesa (cf. primera parte, p. 20) y presentar también un pequeño fascículo
sobre dicho argumento, si se me conceden las fuerzas necesarias para ello.
Roma,
en la fiesta de San Marcos, 25 de abril de 2010
Joseph
Ratzinger — Benedicto XVI
Aviso
muy útil
Si
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de Nazaret II parte (2010), pincha en este sitio de Internet, donde lo tienes
en formato PDF:
http://bibliotecasolidaria.blogspot.mx/2011/06/jesus-de-nazaret-2-parte-de-benedicto.html